Nuestro Cerebro y la Percepción del Tiempo
¿Está Nuestro cerebro diseñado para percibir el
futuro?
Un estudio de la Universidad de Cornell en Nueva Yorkconcluye
que más allá de la capacidad de presentir, nuestro cerebro puede, literalmente,
percibir el futuro; aparentemente la ciencia se prepara ya para replantear su
modelo de relación entre la mente humana y el tiempo.
En esta oportunidad les voy a habla de la capacidad
que tiene nuestro cerebro para percibir cualquier elemento en el espacio tiempo
El Cerebro Humano está diseñado para percibir
cualquier elemento dentro del flujo de tiempo: pasado, presente, y también
futuro. No se trata de predicción sino de percepción.
Hasta ahora se habían realizado diversos experimentos,
algunos de ellos científicos y otros en un plano tal vez más esotérico, que
apuntan a la capacidad humana de predecir el futuro.
Para ello se ejerce una especie de intuición que nos permite presentir lo que va a pasar.
Pocas veces se ha hablado en términos de percepción, o
la capacidad de prever lo que aún no ha sucedido.
Pero las cosas han cambiado y la ciencia podría estar
obligada a replantear algunos de sus postulados “inamovibles” frente al tiempo.
A partir de los preceptos emitidos por los hombres de
ciencia se gestan modelos educativos y formas culturales que permean el
pensamiento colectivo de una sociedad especialmente dentro del mundo
occidental.
Sin embargo, en muchas ocasiones estos postulados “absolutamente verdaderos o falsos” resultan erróneos. Pero generalmente no es de un recinto científico de donde emergen originalmente estos cuestionamientos sino de la propia población.
En tal sentido, el Profesor Daryl Bem de la
Universidad de Cornell ha realizado una investigación en torno a la percepción
del tiempo por parte de nuestro cerebro, titulada Feeling the Future (sintiendo
el futuro).
En ella Daryl Bem presenta evidencia empírica,
bastante convincente, confirmando que el ciertas ocasiones muchas personas
pueden literalmente percibir acontecimientos futuros.
Pero tal vez lo más sorprendente de todo esto no es en
sí la confirmación de esta habilidad psíquica resguardada en el cerebro humano
y tal vez mitigada o suprimida por una programación cultural o educativa.
Muchos pensadores alternativos, así como escuelas de
ocultismo y otras disciplinas mágicas, ya nos han hablado sobre estas
aptitudes. Aparentemente la ciencia también esta dispuesta a aceptar fenómenos
que hasta ahora había negado rotundamente.
Y es que la investigación del profesor Bem, ha
calificado para ser publicada en el prestigiado diario científico Journal of
Personality and Social Psychology, lo cual representa un aval a la seriedad de
la investigación y de algún modo predispone a la ciencia para aceptarla.
A partir de tendencias alternativas de pensamiento
liberadas por mentes rebeldes, la población comienza a comprobar que existen
cosas que supuestamente no deberían de existir y viceversa.
Una vez que esta corriente se ha generalizado, o al
menos que ha alcanzado una dimensión significativa, existen científicos que se
toman la molestia de jugar con la posibilidad de ser y eventualmente diseñan
métodos para comprobar científicamente fenómenos que estaban completamente pre
descartados por la ciencia establecida.
Muchas personas en el mundo, están de acuerdo con que
existen quienes tienen poderes psíquicos.
Esta idea ya no es exclusiva de un grupo de personas conformado
por new age, ocultistas, brujos, psiquicos, etc, sino que ya es manejada
masivamente y que incluso una gran parte de la población mundial está a favor
de esta postura y no a favor de la rotunda negación científica ante este
fenómeno.
El proceso por el cual algunos científicos acreditados
dentro de las más altas esferas de la academia y la ciencia se sienten atraídos
ante la posibilidad de reconciliar la intuición popular sobre fenómenos
paranormales con rigurosas pruebas que acatan el método científico.
Una vez comprobados dichos sucesos extraordinarios a
partir de sus propios métodos la ciencia ha comenzado a flexibilizarse, hasta
llegar a un punto en el que no puede evadir la necesidad de replantear algunos
de sus pilares.
Y es precisamente en esta fase en la que nos
encontramos frente a la posibilidad de percibir el futuro por parte de la mente
humana, y en buena medida este último paso ha sido dado gracias a la
significativa aportación del profesor Bem.
Y en caso de que el hallazgo fuese corroborado en
distintos contextos, lo cual podría ocurrir pronto, estaríamos entrando a un
nuevo plano en cuanto a preceptos científicos frente a la relación del cerebro
humano con el tiempo.
La investigación que respalda el estudio de Feeling
the Future fue realizada a partir de nueve experimentos en los cuales
participaron más de mil estudiantes de la Universidad de Cornell.
Es importante enfatizar que en el concepto eje de esta
investigación no es la predicción, la cual se realiza a partir del análisis de
eventos pasados, sino de precognición o la percepción consciente del futuro y
de premonición o el percibir de forma sensible pero inconsciente eventos que
aún no suceden.
La idea de “ver el futuro” ha sido históricamente
desprestigiada por farsantes, columnas astrológicas, y servicios que recurren a
ciertos clichés como bolas de cristal.
Tal vez por esto un cierto sector de la población, que
además utiliza a la ciencia para transitar por la vida dotados de cómoda
seguridad, han rechazado tajantemente la posibilidad neuropsíquica de percibir
más allá del modelo lineal de flujo temporal.
Es por eso que el profesor Bem busca desmarcarse de
conceptos como el de paranormal o el de psiquismo y más bien utiliza el termino
psi para describir el campo en donde opera su reciente investigación:
"El término psi denota procesos anómalos de
información o de transferencia de energía que son inexplicables en términos de
mecanismos físicos o biológicos que ya conocemos.
Dos variantes del psi son la precognición, percepción
consciente y cognitiva y la premonición, aprensión afectiva de un evento futuro
que de otra manera no podría ser anticipado por medio de cualquier proceso
inferencial que conozcamos.
La precognición y la premonición son en sí casos
especiales de un fenómeno más generalizado: la anómala influencia retroactiva
de eventos futuros en las reacciones de un individuo en el presente, ya sea que
estas respuestas sean conscientes o inconscientes, cognitivas o afectivas”.
Pero lo que aparece como algo inminente es que estamos
más cerca que nunca de la confirmación científica que exima a la transmisión de
información de estar acotada al modelo lineal y secuencial con el que abordamos
culturalmente la dimensión del tiempo.
La información viaja por igual del pasado hacia el
fututo, con el presente como intermedio, y del futuro hacia el pasado. Y este
paso sería fundamental para la evolución de la consciencia humana.
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