Teorías Científicas sobre la Búsqueda de vida Extraterrestre
Existen algunos importantes esfuerzos científicos internacionales en la búsqueda de vida extraterrestre.
Estos incluyen; La búsqueda de planetas extrasolares, Escuchar señales extraterrestres que indican inteligencia, Exploración robótica del Sistema Solar, entre otros muchos experimentos.
Los científicos buscan vida extraterrestre principalmente de tres maneras:
Búsqueda directa, es decir, la observación de vida microbiana o de cualquier tipo en los cuerpos celestes que la humanidad llegue a visitar.
Detección indirecta, o la detección de características o marcas distintivas de la vida en cuerpos celestes a través de telescopios avanzados.
Escucha de señales artificiales, que permitiría detectar verdaderas civilizaciones extraterrestres que emiten radiación electromagnética como un subproducto de su avance tecnológico.
Debido a que el Fenómeno OVNI por el momento permanece esencialmente fuera del alcance de la ciencia (al no disponer de datos, y por tanto de la posibilidad de experimentar y refutar las hipótesis), no existe una disciplina formal que estudie la vida extraterrestre, ni algún currículo académico que forme expertos en el tema.
Aquellos que se han aproximado al tema de manera científica son por lo general expertos en áreas diversas, que por interés personal han elaborado hipótesis sobre las posibilidades de vida en otros mundos, y han compartido sus puntos de vista a través de algún medio.
Sin embargo, ha surgido una enorme cantidad de trabajos y publicaciones serias sobre el tema, de modo que puede hablarse de una cuasi-ciencia dedicada a estudiar y teorizar sobre este fenómeno, a pesar de la ausencia de pruebas.
La proto-ciencia que estudia la vida extraterrestre se llama exobiología o astrobiología, y esencialmente se dedica a especular sobre los límites en los que, según nuestros conocimientos científicos, podría darse la vida.
El término vida extraterrestre se refiere al tipo de vida que pueda existir fuera del planeta Tierra y que no se haya originado en él. Tal vida puede variar desde simples procariotas hasta seres con civilizaciones mucho más avanzadas que la humanidad.
Una porción creciente de la comunidad científica se inclina a considerar que pueda existir alguna forma de vida extraterrestre en lugares donde las condiciones sean propicias, aunque generalmente se considera que probablemente tal vida exista solo en formas básicas.
Una hipótesis alternativa es la panspermia, que sugiere que la vida podría surgir en un lugar y después extenderse entre otros planetas habitables.
Se especula con formas de vida extraterrestre que van desde bacterias, que es la posición mayoritaria, hasta otras formas de vida más evolucionadas, que puedan haber desarrollado inteligencia de algún tipo. La disciplina que estudia la viabilidad y posibles características de la vida extraterrestre se denomina exobiología.
Debido a la falta de pruebas a favor o en contra, cualquier enfoque científico del tema toma siempre la forma de conjeturas y estimaciones.
Investigadores de la Universidad de Oxford sugieren que, lejos de ser seres monstruosos como muestra la ciencia ficción, los extraterrestres podrían tener más en común con nosotros de lo que pensábamos.
El equipo muestra por primera vez cómo la teoría de la evolución puede usarse para saber cómo es y puede desarrollarse la vida extraterrestre.
De esta forma, creen que los alienígenas están potencialmente configurados por los mismos procesos y mecanismos que dieron forma a los humanos, como la selección natural. Y como nosotros, evolucionan para estar más preparados y ser más fuertes a lo largo del tiempo.
Algunos científicos, como el astrofísico de la Universidad de Pensilvania Jason Wright, miembro del Centro para Exoplanetas y Mundos Habitables, creen que una especie tecnológica podría haber existido en nuestro sistema planetario en una época anterior al surgimiento de la humanidad en la Tierra.
A su juicio, la razón más obvia para la desaparición de una civilización anterior a nosotros sería “un cataclismo, ya sea un evento natural, como un impacto de asteroide con capacidad de extinción, o autoinfligido, como una catástrofe climática global”.
En ese caso, esa especie podría haber producido artefactos u otras señales tecnológicas que habrían sobrevivido hasta nuestros días. Buscar esos artefactos en lugar de microbios sería, para Wright, un camino potencial para resolver de una vez por todas la gran pregunta de la Astrobiología.
Héctor Socas Navarro, investigador en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), propone buscar huellas de posibles civilizaciones tecnológicas fijándonos en lo que se llaman exocinturones de Clarke. El término fue acuñado por el escritor e inventor Arthur C. Clarke para referirse a la banda de satélites geoestacionarios que existe en torno a la Tierra. Y, según el investigador, su presencia podría ser captada en otros planetas si los satélites oscurecieran la luz de estrellas lejanas. Lo interesante es que propone buscar un tecnomarcador que está basado en una tecnología real, en algo mundano que nosotros mismos hacemos.
Dos artículos publicados recientemente en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society analizan qué ocurriría en universos paralelos con mayores proporciones de energía oscura que el nuestro.
A través de masivas simulaciones por ordenador, los investigadores han creado universos con distintos parámetros iniciales y así han descubierto que las condiciones necesarias para la aparición de galaxias y de lugares donde puede aparecer la vida no son tan exclusivas como se suele pensar, lo que tiene importantes implicaciones para la teoría del multiverso.
Los autores han calculado que universos con hasta 300 veces más energía oscura que el nuestro serían compatibles con la aparición de galaxias y, por tanto, de vida.
Un equipo formado por 33 investigadores de las más prestigiosas universidades del mundo publicaba recientemente una investigación insólita en la que planteaban que la vida no se originó en la Tierra.
En el estudio dicen que a nuestro planeta han llegado, y llegan actualmente, organismos completos, tanto vegetales como animales, y no solo moléculas orgánicas, como se creía hasta ahora. Organismos que pueden dar lugar a nuevas líneas evolutivas, a explosiones de vida.
Terrestrial Planet Finder - Un proyecto de telescopio espacial dedicado a fotografiar planetas extrasolares.
Debido a la recientemente adquirida capacidad para detectar planetas extrasolares o exoplanetas orbitando estrellas distintas a nuestro Sol, entre la comunidad astronómica se ha generado un fuerte interés en descubrir mundos comparables en tamaño y propiedades a la Tierra; planetas que apenas empiezan a ser detectados. También hay un fuerte interés en la posibilidad de observar realmente tales mundos usando telescopios mucho más perfeccionados que los disponibles actualmente.
Escuchar Señales Artificiales
Se ha teorizado que cualquier sociedad tecnológica estará trasmitiendo información: radiaciones electromagnéticas generadas por el ser humano son detectables en un radio de más de 50 años luz de la Tierra, y están en constante expansión.
El proyecto SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) o "Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre", analiza los datos recogidos por los grandes radiotelescopios y los analiza buscando pautas artificiales utilizando superordenadores, así como un gran proyecto de computación distribuida en el mundo; SETI@home.
Hasta la fecha, no obstante, tan solo la señal Wow! ha sido reseñable en esta búsqueda.
A lo largo del tiempo se han producido también una serie de iniciativas en sentido contrario: no buscar la señal de una posible inteligencia extraterrestre, sino informar de nuestra presencia a potenciales civilizaciones que estén a la escucha. La primera fue el llamado Mensaje de Arecibo, lanzado en 1974 en dirección al cúmulo de estrellas de M13. A bordo de las sondas Pioneer 10 (en dirección a la estrella Aldebarán) y Pioneer 11 (en dirección a la constelación de Aquila) se encuentran sendos mensajes (véase Placa de la Pioneer) destinados a una posible civilización extraterrestre que pudiese interceptar las sondas. Lo mismo ocurre en el caso del Disco de oro de las Voyager, en las sondas Voyager 1 (en dirección a la constelación de Ofiuco) y Voyager 2 (en dirección a la estrella Ross 248). Más recientemente, en 2008, un equipo de científicos ucranianos ha enviado mensajes en dirección al sistema Gliese 876.7 El 5 de febrero del mismo año a las 0:00 UTC la NASA transmitió la canción "Across the universe" de la banda británica The Beatles en dirección a la estrella Polaris que se encuentra a 431 años luz de la tierra, utilizando una antena de 70m en el DSN's a las afueras de Madrid con el fin de celebrar el 50 aniversario de la NASA, el 45 aniversario de la Deep Spacial Network (DSN) y el 40 aniversario de la canción.
La paradoja de Fermi, propuesta por el Nobel de Física italiano del mismo nombre, plantea la gran pregunta: Si en nuestro planeta ha surgido vida inteligente y hay miles de millones de estrellas en la galaxia, también ha podido ocurrir lo mismo en algún otro lugar.
La especulación sobre las posibles formas de vida extraterrestres, especialmente las inteligentes, así como sus posibles civilizaciones y relaciones con los seres humanos han sido y son tratadas también por la ciencia ficción y la ufología.
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