Teoría General de la Relatividad o Relatividad General
La Teoría General de la Relatividad o Relatividad General es una Teoría del Campo Gravitatorio y de los Sistemas de Referencia Generales, publicada por Albert Einstein en 1915 y 1916.
El nombre de la teoría
se debe a que generaliza la llamada teoría especial de la relatividad. Los
principios fundamentales introducidos en esta generalización son el Principio
de equivalencia, que describe la aceleración y la gravedad como aspectos
distintos de la misma realidad, la noción de la curvatura del espacio-tiempo y el
principio de covariancia generalizado.
La intuición básica de Einstein fue postular que en un
punto concreto no se puede distinguir experimentalmente entre un cuerpo
acelerado uniformemente y un campo gravitatorio uniforme. La teoría general de
la relatividad permitió también reformular el campo de la cosmología.
Historia: Poco después de la publicación de la teoría de la
relatividad en 1905, Albert Einstein comenzó a pensar en cómo incorporar la
gravedad en su nuevo marco relativista. En 1907, comenzando con un sencillo
experimento mental basado en un observador en caída libre, se embarcó en lo que
sería una búsqueda de ocho años de una teoría relativista de la gravedad.
Después de numerosos desvíos y falsos comienzos, su trabajo culminó en noviembre
de 1915 con la presentación a la Academia Prusiana de Ciencias de lo que hoy
son conocidas como las ecuaciones de campo de Einstein. Estas ecuaciones
especifican cómo la geometría del espacio y el tiempo está influenciado por la
materia presente, y forman el núcleo de la teoría de la relatividad general de
Einstein.
Las ecuaciones de campo de Einstein son no lineales y muy difíciles de resolver. Einstein utilizó los métodos de aproximación en la elaboración de las predicciones iniciales de la teoría. Pero ya en 1916, el astrofísico Karl Schwarzschild encontró la primera solución exacta no trivial de las ecuaciones de campo de Einstein, la llamada Métrica de Schwarzschild. Esta solución sentó las bases para la descripción de las etapas finales de un colapso gravitacional, y los objetos que hoy conocemos como agujeros negros. En el mismo año, los primeros pasos hacia la generalización de la solución de Schwarzschild a los objetos con carga eléctrica fueron tomadas, que finalmente resultaron en la solución de Reissner-Nordström, ahora asociada con la carga eléctrica de los agujeros negros. En 1917, Einstein aplicó su teoría al universo en su conjunto, iniciando el campo de la cosmología relativista. En línea con el pensamiento contemporáneo, asumió un universo estático, añadiendo un nuevo parámetro a su ámbito original ecuaciones -la constante cosmológica- para reproducir esa "observación". En 1929, sin embargo, el trabajo de Hubble y otros han demostrado que nuestro universo se está expandiendo. Esto es fácilmente descrito por las soluciones encontradas por Friedmann para la expansión cosmológica en 1922, que no requieren de una constante cosmológica. Lemaître utilizó estas soluciones para formular la primera versión de los modelos del Big Bang, en la que nuestro universo ha evolucionado desde un estado anterior extremadamente caliente y denso. Einstein declaró más tarde la constante cosmológica el mayor error de su vida.
Durante ese período, la relatividad general se mantuvo
como una especie de curiosidad entre las teorías físicas. Fue claramente
superior a la gravedad newtoniana, siendo consistente con la relatividad
especial y contestaba varios efectos no explicados por la teoría newtoniana. El
mismo Einstein había demostrado en 1915 cómo su teoría explica el avance del
perihelio anómalo del planeta Mercurio sin ningún parámetro arbitrario. Del
mismo modo, en una expedición de 1919 liderada por Eddington confirmaron la
predicción de la relatividad general para la desviación de la luz estelar por
el Sol durante el eclipse total de Sol del 29 de mayo de 1919, haciendo a
Einstein instantáneamente famoso. Sin embargo, la teoría ha entrado en la
corriente de la física teórica y la astrofísica sólo con el desarrollo de
aproximadamente entre 1960 y 1975, ahora conocido como la edad de oro de la
relatividad general. Los físicos empezaron a comprender el concepto de un
agujero negro, e identificar la manifestacion de objetos astrofísicos como los
cuásares. Cada vez más precisas, las pruebas del sistema solar confirmaron el
poder predictivo de la teoría, y la cosmología relativista, también se volvió
susceptible a encaminar pruebas observacionales.
Los éxitos explicativos de la teoría de la relatividad especial condujeron a la aceptación de la teoría por la práctica totalidad de los físicos. Eso llevó a que antes de la formulación de la relatividad general existieran dos teorías físicas incompatibles:
La teoría especial de la relatividad, covariante en el sentido de Lorentz, que integraba adecuadamente el electromagnetismo, y que descarta explícitamente las acciones instantáneas a distancia.
La teoría de la gravitación de Newton, explícitamente no-covariante, que explicaba demanera adecuada la gravedad mediante acciones instantáneas a distancia (concepto de fuerza a distancia).
La necesidad de buscar una teoría que integrase, como casos límites particulares, las dos anteriores requería la búsqueda de una teoría de la gravedad que fuese compatible con los nuevos principios relativistas introducidos por Einstein. Además de incluir la gravitación en una teoría de formulación covariante, hubo otra razón adicional. Einstein había concebido la teoría especial de la relatividad como una teoría aplicable sólo a sistemas de referencia inerciales, aunque realmente puede generalizarse a sistemas acelerados sin necesidad de introducir todo el aparato de la relatividad general. La insatisfacción de Einstein con su creencia de que la teoría era aplicable sólo a sistemas inerciales le llevó a buscar una teoría que proporcionara descripciones físicas adecuadas para un sistema de referencia totalmente general.
Esta búsqueda era necesaria, ya que según la relatividad especial ninguna información puede viajar a mayor velocidad que la luz, y por lo tanto no puede existir relación de causalidad entre dos eventos unidos por un intervalo espacial. Sin embargo, uno de los pilares fundamentales de la gravedad newtoniana, el principio de acción a distancia, supone que las alteraciones producidas en el campo gravitatorio se transmiten instantáneamente a través del espacio. La contradicción entre ambas teorías es evidente, puesto que asumir las tesis de Newton llevaría implícita la posibilidad de que un observador fuera afectado por las perturbaciones gravitatorias producidas fuera de su cono de luz.
Einstein resolvió este problema interpretando los
fenómenos gravitatorios como simples alteraciones de la curvatura del
espacio-tiempo producidas por la presencia de masas. De ello se deduce que el
campo gravitatorio, al igual que el campo electromagnético, tiene una entidad
física independiente y sus variaciones se transmiten a una velocidad finita en
forma de ondas gravitacionales. La presencia de masa, energía o momentum en una
determinada región de la variedad tetradimensional, provoca la alteración de
los coeficientes de la métrica, en una forma cuyos detalles pormenorizados
analizaremos en las secciones siguientes.
En esta visión, la gravitación sólo sería una
pseudo-fuerza (equivalente a la fuerza de Coriolis, o a la fuerza centrífuga)
efecto de haber escogido un sistema de referencia no-inercial.
Principios Generales de la Teoría de la Relatividad General
Las características esenciales de la teoría de la relatividad general son las siguientes:
- El principio General de Covariancia: las leyes de la física deben tomar la misma formamatemática en todos los sistemas de coordenadas.
- El Movimiento Libre Inercial de una partícula en un campo gravitatorio se realiza a travésde trayectorias geodésicas.
- El Principio de Equivalencia o de invariancia local de Lorentz: las leyes de la relatividad especial (espacio plano de Minkowski) se aplican localmente para todos los observadores inerciales.
El Principio de Covariancia
El principio de covariancia es la generalización de la
teoría de la relatividad especial, donde se busca que las leyes físicas tengan
la misma forma en todos los sistemas de referencia. Esto último equivale a que
todos los sistemas de referencia sean indistinguibles, y desde el punto de
vista físico equivalentes. En otras palabras, que cualquiera que sea el
movimiento de los observadores, las ecuaciones tendrán la misma forma
matemática y contendrán los mismos términos. Ésta fue la principal motivación
de Einstein para que estudiara y postulara la relatividad general.
El principio de covariancia sugería que las leyes
debían escribirse en términos de tensores, cuyas leyes de transformación
covariantes y contravariantes podían proporcionar la "invariancia" de
forma buscada, satisfaciéndose el principio físico de covariancia.
El Principio de Equivalencia
Un hito fundamental en el desarrollo de la teoría de la relatividad general lo constituyó el principio enunciado por Albert Einstein en el año 1912: principio de equivalencia, al que su autor calificó como "la idea más feliz de mi vida".
Dicho
principio supone que un sistema que se encuentra en caída libre y otro que se
mueve en una región del espacio-tiempo sin gravedad se encuentran en un estado
físico sustancialmente similar: en ambos casos se trata de sistemas inerciales.
La mecánica clásica distinguía entre cuerpos de
movimiento inercial (en reposo o moviéndose a velocidad constante) o cuerpos de
movimiento no inercial (aquellos sometidos a un movimiento acelerado). En
virtud de la segunda ley de Newton, toda aceleración estaba causada por la aplicación
de una fuerza exterior. La relación entre fuerza y aceleración se expresaba
mediante esta fórmula:
m =
F/a
Donde a la aceleración, F la fuerza y m la masa. La fuerza podía ser de origen mecánico, electromagnético o, cómo no, gravitatorio. Según los cálculos de Galieo y de Newton, la aceleración gravitatoria de los cuerpos era constante y equivalía a 9,8 m/s sobre la superficie terrestre.
La fuerza con la que un cuerpo era atraído hacia el centro de la Tierra se denominaba peso. Evidentemente, según los principios de la mecánica clásica un cuerpo en caída libre no es un sistema inercial, puesto que se mueve aceleradamente dentro del campo gravitatorio en que se encuentra.
Sin embargo, la teoría de la relatividad considera que
los efectos gravitatorios no son creados por fuerza alguna, sino que encuentran
su causa en la curvatura del espacio-tiempo generada por la presencia de
materia. Por ello, un cuerpo en caída libre es un sistema (localmente)
inercial, ya que no está sometido a ninguna fuerza (porque la gravedad no es
como tal en relatividad general). Un observador situado en un sistema inercial
(como una nave en órbita) no experimenta ninguna aceleración y es incapaz de
discernir si está atravesando o no, un campo gravitatorio. Como consecuencia de
ello, las leyes de la física se comportan como si no existiera curvatura
gravitatoria alguna. De ahí que el principio de equivalencia también reciba el
nombre de Invariancia Local de Lorentz: En los sistemas inerciales rigen los
principios y axiomas de la relatividad especial.
El principio de equivalencia implica asimismo que los observadores situados en reposo sobre la superficie de la tierra no son sistemas inerciales (experimentan una aceleración de origen gravitatorio de unos 9,8 metros por segundo al cuadrado, es decir, "sienten su peso").
Aunque la mecánica clásica tiene en cuenta la
aceleración medida por un observador en reposo respecto al campo gravitatorio
(p.e. un astrónomo); el Principio de Equivalencia, contrariamente, toma en
consideración la aceleración experimentada por un observador situado en el
sistema en cuestión: cualquier cuerpo que se mueva sin restricciones por un
campo gravitatorio puede ser considerado como un sistema inercial. Es el caso
de los planetas que orbitan en torno del Sol y de los satélites que orbitan
alrededor de los primeros: los habitantes de la Tierra no llegan a percibir si
nos estamos acercando o alejando del Sol, ni si nos encontramos en el afelio o
en el perihelio, a pesar de las enormes diferencias de la gravedad solar.
La gravedad se convierte, en virtud del Principio de
Equivalencia, en una fuerza aparente, como la fuerza centrífuga y la fuerza de
Coriolis: en estos dos últimos supuestos su aparición es debida a la elección
de un marco de referencia acelerado (un observador situado en la superficie de
una esfera en rotación). En el caso de la gravedad, únicamente percibimos la
fuer za aparente gravitatoria
cuando escogemos un sistema de referencia no inercial
(en reposo sobre la superficie terrestre), pero no cuando nos situamos en otro
que sí lo es (un cuerpo en caída libre).
Aunque el principio de equivalencia fue históricamente
importante en el desarrollo de la teoría, no es un ingrediente necesario de una
teoría de la gravedad, como prueba el hecho de que otras teorías métricas de la
gravedad, como la teoría relativista de la gravitación prescindan del principio
de equivalencia. Además conviene señalar que el principio de equivalencia no se
cumple en presencia de campos electromagnéticos, por ejemplo una partícula
cargada moviéndose a lo largo de una geodésica de un espacio-tiempo cualquiera
en general emitirá radiación, a diferencia de una partícula cargada moviéndose
a lo largo de una geodésica del espacio de Minkowski. Ese y otros hechos
sugieren que el principio de equivalencia a pesar de su equivalencia histórica
no es parte esencial de una teoría relativista de la gravitación.
Formulación y Consideraciones Generales
No te preocupes por tus problemas con las matemáticas;
te aseguro que los míos son mucho mayores.
A. Einstein, en una carta a una niña de nueve
años.
Matemáticamente, Einstein modelizó la geometría del espacio-tiempo por una variedad pseudoriemanniana y sus ecuaciones de campo establecen que la curvatura seccional de esta variedad en un punto está relacionada directamente con el tensor de energía en dicho punto.
Dicho tensor es una medida de la densidad de materia y
energía. La curvatura le dice a la materia como moverse, y de forma recíproca
la materia le dice al espacio como curvarse. La ecuación de campo posible no es
única, habiendo posibilidad de otros modelos sin contradecir la observación. La
relatividad general se distingue de otras teorías de la gravedad por la
simplicidad de acoplamiento entre materia y curvatura.
Aunque todavía no existe una teoría cuántica de la
gravedad que incorpore tanto a la mecánica cuántica como a la teoría de la
relatividad general y que proponga una ecuación de campo gravitatorio que
sustituya a la de Einstein, pocos físicos dudan que una teoría cuántica de la
gravedad pondrá a la relatividad general en el límite apropiado, así como la
relatividad general predice la ley de la gravedad en el límite no
relativista.
La Curvatura del Espacio - Tiempo
La aceptación del
principio de equivalencia por Albert Einstein le llevó a un descubrimiento
ulterior: la contracción o curvatura del tiempo como consecuencia de la
presencia de un campo gravitatorio, que quedó expresado en su artículo de 1911 "Sobre la influencia de la gravedad en la
propagación de la luz" .
La aceptación del principio de equivalencia por Albert
Einstein le llevó a un descubrimiento ulterior: la contracción o curvatura del
tiempo como consecuencia de la presencia de un campo gravitatorio, que quedó
expresado en su artículo de 1911 "Sobre la influencia de la gravedad en la
propagación de la luz" .
Supongamos que un fotón emitido por una estrella
cercana se aproxima a la Tierra. En virtud de la ley de conservación del
tetramomentum la energía conservada del fotón permanece invariante. Por otro
lado, el principio de equivalencia implica que un observador situado en el
fotón (que es un sistema inercial, es decir, se halla en caída libre) no
experimenta ninguno de los efectos originados por el campo gravitatorio
terrestre. De ello se deduce que la energía conservada del fotón no se altera
como consecuencia de la acción de la gravedad, y tampoco lo hace la frecuencia
de la luz, ya que, según la conocida fórmula de la física cuántica, la energía
de un fotón es igual a su frecuencia v multiplicada por la constante de Planck
h: E = h?.
Ahora bien, si las observaciones las realizara un
astrónomo situado en la superficie de la Tierra, esto es, en reposo respecto su
campo gravitatorio, los resultados serían muy diferentes: el astrónomo podría
comprobar cómo el fotón, por efecto de su caída hacia la Tierra, va absorbiendo
progresivamente energía potencial gravitatoria y, como consecuencia de esto
último, su frecuencia se corre hacia el azul.
La contracción del tiempo debido a la presencia de un
campo gravitatorio fue confirmada experimentalmente en el año 1959 por el
experimento Pound-Rebka-Snider, llevado a cabo en la universidad de Harvard. Se
colocaron detectores electromagnéticos a una cierta altura y se procedió a
emitir radiación desde el suelo. Todas las mediciones que se realizaron
confirmaron que los fotones habían experimentado un corrimiento hacia el rojo
durante su ascenso a través del campo gravitatorio terrestre.
Hoy en día, el fenómeno de la contracción del tiempo
tiene cierta importancia en el marco del servicio localizador GPS, cuyas
exigencias de exactitud requieren de una precisión extrema: Basta con que se
produzca un retraso de 0.04 microsegundos en la señal para que se produzca un
error de posicionamiento de unos 10 metros. De ahí que las ecuaciones de
Einstein hayan de ser tenidas en cuenta al calcular la situación exacta de un
determinado objeto sobre la superficie terrestre.
Desde un punto de vista teórico, el artículo de
Einstein de 1911 tuvo una importancia aún mayor. Pues, la contracción del
tiempo conllevaba también, en virtud de los principios de la relatividad
especial, la contracción del espacio. De ahí que fuera inevitable a partir de
este momento descartar la existencia de un espacio-tiempo llano, y fuera
necesario asumir la curvatura de la variedad espacio-temporal como consecuencia
de la presencia de masas.
En la relatividad general, fenómenos que la mecánica
clásica atribuye a la acción de la fuerza de gravedad, tales como una caída
libre, la órbita de un planeta o la trayectoria de una nave espacial, son
interpretados como efectos geométricos del movimiento en un espacio-tiempo
curvado. De hecho una partícula libre en un campo gravitatorio sigue líneas de
curvatura mínima a través de este espacio tiempo-curvado.
Finalmente, podemos hacer referencia a la desviación
de los rayos de la luz como consecuencia de la presencia de un cuerpo masivo,
fenómeno que da lugar a efectos ópticos como las lentes gravitacionales o los
anillos de Einstein.
En la imagen se reproduce el corrimiento gravitacional
hacia el rojo de un fotón que escapa del campo gravitatorio solar y se dirige
hacia la Tierra. En este caso, la onda electromagnética pierde progresivamente
energía y su frecuencia disminuye conforme aumenta la distancia al Sol.
El Tensor de Weyl
Es importante notar que, puesto en un espacio-tiempo
de cuatro dimensiones, el tensor pleno de curvatura contiene más información
que la curvatura de Ricci. Eso significa que las ecuaciones del de campo
anteriores, con ? = 0, no especifican completamente el tensor de curvatura sino
una parte del mismo, el tensor de Ricci. La parte de la curvatura no
especificada por las ecuaciones de Einstein, coincide precisamente con el
tensor de Weyl.
La Constante Cosmológica
Desde el principio Einstein apreció que
matemáticamente el miembro derecho de su ecuación de campo podía incluir un
término proporcional al tensor métrico sin que se violara el principio de
conservación de la energía. Aunque inicialmente no incluyó dicho término, ya
que no parecía tener una interpretación física razonable; más tarde lo incluyó.
Esto se debió a que en sus primeros intentos de
encontrar soluciones exactas a las ecuaciones de campo consideró que lo que hoy
conocemos como modelo estacionario de Einstein. Einstein apreció que esa
solución, explicaba adecuadamente los datos disponibles en su tiempo, y
correspondía a un universo estático similar a los datos observados. Sin
embargo, dicha solución era inestable matemáticamente lo cual no parecía
corresponderse con la estabilidad física observable, y se dio cuenta de que con
el término proporcional a la métrica la solución podía ser similar pero esta
vez estable.
Por esa razón Einstein introdujo en sus ecuaciones un
término proporcional al tensor métrico. Siendo la constante de proporcionalidad
precisamente la constante cosmológica. El trabajo de varios científicos (FLRW):
Alexander Friedman, Georges Lemaître, Howard Percy Robertson y Arthur Geoffrey
Walker, probó que existían soluciones estables no estacionarios sin el término
proporcional a la constante cosmológica. Y aunque Einstein inicialmente había
rechazado el trabajo de Friedman por describir un universo en expansión que no
parecía ser descriptivamente adecuado a un universo que él creía estacionario,
los datos del corrimiento al rojo del astrónomo Edwin Hubble sólo parecían
explicables mediante un modelo de universo en expansión. Esto convenció a
Einstein de que la solución FLRW era de hecho correcta y descriptivamente
adecuada y por tanto la constante cosmológica innecesaria.
Recientemente la evidencia de la aceleración de la
expansión del Universo han llevado a reintroducir la constante cosmológica
diferente de cero como una de las posibles explicaciones del fenómeno.
Matemáticamente las ecuaciones de campo de Einstein
son complicadas porque constituyen un sistema de 10 ecuaciones diferenciales no
lineales independientes. La complejidad de dicho sistema de ecuaciones y las
dificultades asociadas para plantear el problema como un problema de valor
inicial bien definido, hicieron que durante mucho tiempo sólo se contara con un
puñado de soluciones exactas caracterizadas por un alto grado de simetría. En
la actualidad se conocen algunos centenares de soluciones exactas de las
ecuaciones de Einstein.
Históricamente la primera solución importante fue
obtenida por Karl Schwarzschild en 1915, esta solución conocida posteriormente
como métrica de Schwarzschild, representa el campo creado por un astro estático
y con simetría esférica. Dicha solución constituye una muy buena aproximación
al campo gravitatorio dentro del sistema solar, lo cual permitió someter a confirmación
experimental la teoría general de la relatividad explicándose hechos
previamente no explicados como el avance del perihelio de Mercurio y
prediciendo nuevos hechos más tarde observados como la deflexión de los rayos
de luz de un campo gravitatorio. Además las peculiaridades de esta solución
condujeron al descubrimiento teórico de la posibilidad de los agujeros negros,
y se abrió todo una nueva área de la cosmología relacionada con ellos.
Lamentablemente el estudio del colapso gravitatorio y los agujeros negros
condujo a la predicción de las singularidades espaciotemporales, deficiencia
que revela que la teoría de la relatividad general es incompleta.
Algunas otras soluciones físicamente interesantes de las ecuaciones de Einstein son:
La métrica de Kerr que describe el campo gravitatorio de un astro en rotación. Esta solución bajo ciertas circunstancias también contiene un agujero negro de Kerr.
La métrica de Friedman-Lemaître-Robertson-Walker, realmente es un conjunto paramétrico de soluciones asociadas a la teoría del Big Bang que es capaz de explicar la estructura del universo a gran escala y la expansión del mismo.
El universo de Gödel, que en su forma original no parece describrir un universo realista o parecido al nuestro, pero cuyas propiedades matemáticamente interesante constituyeron un estímulo para buscar soluciones más generales de las ecuaciones para ver si ciertos fenómenos eran o no peculiares de las soluciones más sencillos.
Por otra parte, el espacio-tiempo empleado en la
teoría especial de la relatividad, llamado espacio de Minkowski es en sí mismo
una solución de las ecuaciones de Einstein, que representa un espacio-tiempo
vacío totalmente de materia.
Fuera de las soluciones exactas y a efectos comparativos con la teoría de campo gravitatorio también es interesante la aproximación para campos gravitatorios débiles y las soluciones en formadas de ondas gravitatorias.
No Linealidad
Cuando Einstein formuló en 1915 las ecuaciones de
universo de la Relatividad general, el científico alemán pensó, en un
principio, que dichas ecuaciones eran insolubles debido a su carácter no
lineal, que se manifestaba tanto desde un punto de vista físico como desde otro
matemático.
En el plano estrictamente físico, la no linealidad de
las ecuaciones de campo de Einstein se deriva del mutuo condicionamiento entre
el tetramomentum y la curvatura del espacio tiempo. Así, la densidad de masa,
contenida en el coeficiente, provoca una contracción del volumen tridimensional
que de nuevo vuelve a alterar el densidad de masa, y así sucesivamente. Este
movimiento cíclico recuerda a la autoinductancia el electromagnetismo y no
suele tener importancia en campos gravitatorios de baja intensidad, pero sí ha
de tenerse en cuenta en el cálculo de las perturbaciones gravitatorias
originadas por una alta concentración local de tetramomentum, como sucede en el
caso de los agujeros negros o los fluidos relativistas.
Para sorpresa de Albert Einstein, pocas semanas
después de la publicación de sus ecuaciones de campo llegó a su despacho un
correo de Karl Schwarzschild, un profesor universitario que en esos momentos se
encontraba en el frente de la I guerra mundial, realizando trabajos de
balística para las unidades de artillería del ejército alemán. En esa histórica
carta se contenían las primeras soluciones exactas de las ecuaciones de la
relatividad general, que serían conocidas por la posteridad con el nombre
genérico de Solución de Schwarzschild.
El principio sobre el que pivotaba dicha solución era el siguiente: Dado que el Principio de la Covariancia General permitía hacer funcionar las ecuaciones de campo de la relatividad general en cualquier sistema de coordenadas, Schwarzschild procedió a calcular los valores de los tensores de energía-momento y de Einstein en coordenadas espacio-temporales esféricas . El alto grado de simetría proporcionado por dicho sistema de coordenadas, así como el carácter estático de la métrica, permitieron integrar directamente el conjunto de ecuaciones diferenciales. Siendo en el caso general el tensor métrico para un problema con simetría esférica de la forma. Las comprobaciones experimentaqles mostraron que la métrica de Schwarzschild describe con enorme precisión lo que sucede en sistemas esféricos estáticos, similares al sistema solar.
Equilibrio Estelar
La masa del Sol, así como su volumen y su temperatura
se han mantenido estables durante millones de años. Las ecuaciones de un campo
con simetría esférica (SE) permiten también estudiar la curvatura en el
interior de las estrellas masivas. El resultado de ese análisis, es que para
estrellas de la secuencia principal del diagrama de Hertzsprung-Russell, la
curvatura originada por la gravedad es compensada por la presión de la materia
estelar. Esa compensación conduce a una ley de equilibrio hidrostático que hace
que la estrella, aún sometida a su propio campo gravitatorio, pueda mantener
durante millones de años su volumen y su densidad a niveles constantes.
La solución de Schwarzschild permitió aplicar los
postulados de la relatividad general a disciplinas como la mecánica celeste y
la astrofísica, lo cual supuso una verdadera revolución en el estudio de la
cosmología: Apenas seis años después de la publicación de los trabajos de
Einstein, el físico ruso Aleksander Fridman introdujo el concepto de
singularidad espacio-temporal, definido como un punto del espacio-tiempo en el
que confluyen todas las geodésicas de las partículas que habían atravesado el
horizonte de sucesos de un agujero negro. En condiciones normales, la curvatura
producida por la masa de los cuerpos y las partículas es compensada por la
temperatura o la presión del fluido y por fuerzas de tipo electromagnético,
cuyo estudio es objeto de la física de fluidos y del estado sólido. Sin
embargo, cuando la materia alcanza cierta densidad, la presión de las moléculas
no es capaz de compensar la intensa atracción gravitatoria. La curvatura del
espacio-tiempo y la contracción del fluido aumentan cada vez a mayor velocidad:
el final lógico de este proceso es el surgimiento de una singularidad, un punto
del espacio-tiempo donde la curvatura y la densidad de tetramomentum son
infinitas.
Ahora bien, el físico Subrahmanyan Chandrasekhar fue
el primero en darse cuenta que la gravedad podía ser contenida no sólo por
fuerzas de tipo mecánico, sino también por un fenómeno de origen cuántico al
que llamó presión de degeneración, derivado del principio de exclusión de Pauli
y que era capaz de sostener a estrellas cuya masa no superase el límite de
Chandrasekhar.
Estas ideas tan audaces le costaron caras a su autor, que fue ridiculizado en público por Sir Arthur Eddington durante un congreso de astrónomos. Sin embargo, los cálculos de Chandrasekhar se revelaron certeros, y sirvieron de base para la comprensión de un tipo estelar cuya naturaleza física hasta entonces era desconocida: la enana blanca.
Aproximaciones en Coordenadas Armónicas
Dado que para muchos sistemas físicos no resulta sencillo obtener las expresiones exactas de las soluciones de las ecuaciones de Einstein, los físicos teóricos han desarrollado aproximaciones bastante precisas empleando series de potencias. De entre ellas las más importantes funcionan en coordenadas armónicas y reciben los nombres de aproximación posnewtoniana y a proximación para campos gravitatorios débiles.
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