Espíritu Energía Vital - Chispa Divina o Emanación de Dios
El Espíritu es la parte divina, inmortal y eterna, la Chispa Divina o Emanación de Dios, que portamos en lo más profundo, de nuestro ser. Esta es la fuerza de Dios, la Luz Eterna e Inextinguible, que habita en nosotros.
El Espíritu es la Energía Vital que forma parte
de todo ser vivo. En cada doctrina espiritual puede llamarse de diferente
forma, pero el significado es el mismo. Tales como a un Ser Espiritual o
Espíritu de acuerdo con el Cristianismo entre otras religiones,
El Qì en el Taoísmo, El Prana en el Hinduismo y
un sinónimo ocasional de la Personalidad o del Carácter de acuerdo con la
Psicología Moderna.
Fuera del contexto religioso, aunque pueda
aplicarse también en él, en sentido figurado, "El Espíritu" se refiere
al concepto de que todos los "Espíritus" forman parte de una unidad
mayor, y que, aunque funcionen como una identidad separada, tienen una
conciencia común, como por ejemplo el espíritu nacional, el espíritu de equipo,
etc. El Espíritu es la "sustancia" de los seres humanos, la parte de
nosotros mismos que nos hace iguales, hermanos.
Etimológicamente, la palabra espíritu viene del
Latín spiritus, que significa aliento o respiro, y como el aliento es sinónimo
de vida, la palabra denota que el alma que sigue viviendo se separa del cuerpo
muerto o cadáver, pero como tiene aliento metafóricamente se entiende que sigue
viva.
En la Biblia, la palabra ruah (רוח, cuyo significado es
"viento") se suele traducir como espíritu de esencia divina, lo que
nos ha llegado como Espíritu Santo. Es por ello que en la escena de
Pentecostés, el Espíritu Santo es representado como el "viento" y
también el "fuego" que transforma a los apóstoles de Jesús y les da
la fuerza para salir al mundo a predicar su palabra; Es "el fuego que
enciende otros fuegos", es decir, que "inspira".
De acuerdo con la concepción clásica el
Espíritu es un principio sustancial, al lado de otro principio material que es
el cuerpo. Por lo tanto, el Espíritu sería la parte inmortal, inteligente, con
capacidad de trascendencia que convive un determinado tiempo con la otra parte,
mortal, opaca y pesada. La muerte separa una parte de la otra, con destinos
diferentes: el espíritu pasa a lo que en de acuerdo con el lenguaje popular se
conoce como el más allá o la eternidad, y el cuerpo queda en estado físico, se
descompone y se convierte en polvo cósmico. En realidad esta visión es dualista
y no explica la experiencia de unidad que vivimos. Somos un todo complejo y no
la suma de partes.
El concepto moderno expresa que el espíritu no
es una sustancia, sino el modo de ser propio del ser humano, cuya esencia es la
libertad. Seguramente somos seres de libertad porque plasmamos la vida y el
mundo, pero el espíritu no es exclusivo del ser humano ni puede ser desconectado
del proceso evolutivo. Pertenece al cuadro cosmológico. Es la expresión más
alta de la vida, sustentada a su vez por el resto del universo.
La concepción contemporánea, fruto de la nueva cosmología, dice: el espíritu posee la misma antigüedad que el universo. Antes de estar en nosotros está en el cosmos.
Alma y Espíritu
Comunmente existe una confusión con respecto, a
lo que es Alma y Espíritu. Todo Ser Espiritual o quien cree en esta línea de
pensamiento, debe conocer y diferenciar ambos términos.
La Filosofía Rosacruz por ejemplo, expresa:
"El hombre es un espíritu que habita en un cuerpo y que tiene un alma. Espíritu se es, alma se tiene".
La Biblia deja claro que el “espíritu” y el
“alma” son dos cosas distintas.
Cuando se referieren al Alma, los escritores
Bíblicos emplearon el término hebreo néfesch y el griego psykjé. En conjunto,
los dos aparecen más de ochocientas veces en las Escrituras, y la Traducción
del Nuevo Mundo los traduce siempre por “Alma”.
Los escritores bíblicos usaron el término hebreo
rúaj y el griego pnéuma para referirse al “espíritu”. La propia Biblia aclara
qué sentido tienen.
Por ejemplo,
Salmo 104:29 dirige este comentario a Jehová: “Si les quitas su espíritu
[rúaj], expiran, y a su polvo vuelven”. Santiago 2:26 declara que “el cuerpo
sin espíritu [pnéuma] está muerto”.
En estos versículos, está claro que la palabra
“espíritu” se refiere a lo que infunde vida al cuerpo, pues sin él estaría
muerto. Por esta razón, la palabra rúaj no solo se traduce en la Biblia
“espíritu”, sino también “fuerza”, es decir, fuerza de vida.
Así, Dios dijo lo siguiente sobre el Diluvio de
Noé:
“Voy a traer el diluvio de aguas sobre la tierra para arruinar de debajo de los cielos a toda carne en la cual está activa la fuerza [rúaj] de vida” (Génesis 6:17; 7:15, 22).
Por consiguiente, el “espíritu” se refiere a
una fuerza invisible, a la chispa de la vida que anima a todas las criaturas.
Andres
C Gonzalez Hernandez
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