Metafísica como el Estudio de lo Abstracto del Ser y de Dios
En el Medio Esotérico, la Metafísica es considerada como la madre de todas las filosofías, religiones y ciencias, siéndole común a todas ellas porque se ocupa de tres áreas básicas de estudio: El Ser, Dios, y la Ciencia del Conocimiento.
La Metafísica es una rama de la Filosofía
que se encarga de estudiar la naturaleza, estructura, componentes y
principios fundamentales de la realidad.
La Metafísica se define
como "Lo que va más allá de lo físico", es el Estudio de lo Abstracto
del Ser y de Dios, en su dualidad positiva y negativa, estudia lo que
corresponde de Divino al Ser, y a Dios convertido en el Ser, la importancia de
su confluencia, entender que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios,
más no por su carne, no por la piel o el tejido óseo, sino por su energía, que
proviene de Dios.
También se podría definir como el estudio
científico de una rama filosófica que trata lo relativo, al Ser, en su forma
abstracta, no física, en cuanto lo relacionado al pensamiento, mente,
sentimientos, emociones, deseos, energía y espíritu, así como lo relacionado a
lo que lo motiva y alienta, lo deprime y entristece y como mejorar todas éstas
condiciones; también trata sobre lo negativo del Ser, sus odios, culpas, adicciones, temores, egoísmo,
rencores, envidias, para poderlo superar.
En el Medio Esotérico, la Metafísica es considerada como la madre de todas las filosofías, religiones y ciencias, siéndole común a todas ellas porque se ocupa de tres áreas básicas de estudio: El Ser, Dios, y la Ciencia del Conocimiento.
Enseña a establecer un equilibrio armónico, estableciendo el balance de nuestras energías, para llevar una vida digna y encaminarnos a una evolución espiritual que como consecuencia nos permite mejorar físicamente, puesto que, al tener un espíritu sano con una mente sana, emociones, sentimientos y pensamientos positivos, nuestro cuerpo se libera de enfermedades, dolencias y todo lo que daña al organismo en general.
Nos enseña a despojarnos de todo lo que no deseamos, aceptarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean. A amarse y entenderse a uno mismo, para poder entender y amar a los demás, a perdonarnos y a perdonar a quienes en alguna forma nos han dañado.
La Física
Cuántica ha introducido el concepto de Campo para llegar a una mayor
comprensión de los fenómenos místicos, interpretando a la realidad como un todo
interrelacionado, donde cada individuo o grupo pertenece a un campo, similar a
los Campos Magnéticos. De esta
manera se pueden explicar fenómenos que antes se consideraban sobrenaturales y
que a la luz de los nuevos conocimientos científicos resultan naturales.
Cuando una persona cree que sólo existe el mundo
material y no reconoce la existencia de la Unidad y el sentido del Universo, se
siente aislada, no percibe las señales fuera del espacio y del tiempo y
permanece toda su vida a la defensiva, temerosa y sola. El campo virtual se
podría interpretar como el origen, donde no existe ni el espacio ni el tiempo.
La Metafísica aborda problemas centrales de la Filosofía, como lo son los
fundamentos de la estructura de la realidad y el sentido y finalidad última de
todo ser, todo lo cual se sustenta en el llamado principio de no contradicción.
La Metafísica estudia los aspectos de la realidad que son
inaccesibles a la investigación científica.
Según Immanuel Kant, una afirmación es metafísica
cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un que por principio escapa a
toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano.
Algunos Filósofos
han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la
metafísica. Kant la calificó de "necesidad inevitable". Arthur
Schopenhauer incluso definió al ser humano como "animal metafísico".
Martin Heidegger ha replanteado todos los asuntos
metafísicos introduciendo en ellos una transformación radical que
necesariamente tiene que tomarse en cuenta.
Objetivo de la Metafísica
La Metafísica pregunta por los fundamentos
últimos del mundo y de todo lo existente. Su objetivo es lograr una comprensión
teórica del mundo y de los principios últimos generales más elementales de lo
que hay, porque tiene como fin conocer la verdad más profunda de las cosas, por
qué son lo que son; y, aún más, por qué son?.
Tres de las preguntas fundamentales de la
metafísica son:
- ¿Qué
es ser?
- ¿Qué
es lo que hay?
- ¿Por
qué hay algo, y no más bien nada?
No sólo se pregunta entonces por lo que hay, sino
también por qué hay algo. Además aspira a encontrar las características más
elementales de todo lo que existe: la cuestión planteada es si hay
características tales que se le puedan atribuir a todo lo que es y si con ello
pueden establecerse ciertas propiedades del ser.
Algunos de los conceptos principales de la
metafísica son: ser, nada, existencia, esencia, mundo, espacio, tiempo, mente,
Dios, libertad, cambio, causalidad y fin.
Algunos de los problemas más importantes y
tradicionales de la metafísica son: el problema de los universales, el problema
de la estructura categorial del mundo, y los problemas ligados al espacio y el
tiempo.
Concepto del Ser
Lo que es decisivo para distinguir los diferentes
tipos de metafísica es el concepto de ser. La tradición distingue dos tipos de
enfoques esencialmente diferentes:
Concepto Unívoco del Ser
Según este enfoque, “ser” viene a ser la
característica más general de diferentes cosas (llamadas entes o entidades). Es
aquello que sigue siendo igual a todos los entes, después de que se han
eliminado todas las características individuales a los entes particulares, esto
es: el hecho de que sean, es decir, el hecho de que a todas ellas les
corresponda ser (cfr. diferencia ontológica) Este concepto de ser es la base de
la “metafísica de las esencias”. Lo opuesto al "ser" viene a ser en
este caso la esencia, a la cual simplemente se le agrega la existencia. En
cierto sentido no se diferencia ya mucho del concepto de la nada.
Un ejemplo de ello lo dan ciertos textos de la
filosofía temprana de Santo Tomás de Aquino conocido como De ente et essentia.
Concepto Analógico del Ser
Según este enfoque, el “Ser” viene a ser
aquello que se le puede atribuir a todo, aunque de distintas maneras (Analogía
entis). El ser es aquello, en lo que los diferentes objetos coinciden y en lo
que, a su vez, se distinguen.
Este enfoque del ser es la base de una metafísica
(dialéctica) del ser. El concepto opuesto a ser, es aquí la nada, ya que nada
puede estar fuera del ser. Se entiende aquí a ser como espacio lleno. La
filosofía tardía de Tomás de Aquino, la Summa
theologica, nos brinda un ejemplo de esta comprensión de ser.
Tradicionalmente la
metafísica se divide en dos ramas:
Metafísica general
(metaphysica generalis):
pregunta por las categorías más generales del ser y por eso también es llamada
filosofía fundamental. Se ocupa de qué son las cosas, las propiedades y los
procesos, según su esencia y en qué relación están entre sí. En tanto se ocupa
de lo que hay, se conoce como ontología.
Metafísica especial
(metaphysica specialis), que se divide en:
La Teología Natural (también llamada teología filosófica o teología
racional) estudia a Dios a través de métodos racionales (es decir, sin recurrir
al misticismo o a la fe).
La Psicología Racional (también llamada filosofía del hombre, psicología
metafísica o psicología filosófica) se ocupa del alma o mente del hombre.
La Cosmología Racional investiga el mundo en general. En tanto disciplina
de la estructuración del mundo material como un sistema natural de sustancias
físicas, ya desde la antigüedad se solía cruzar con la filosofía de la
naturaleza.
La Metafísica puede proceder de distintas maneras:
- Es Especulativa, cuando parte de un principio supremo, a partir
del cual va interpretando la totalidad de la realidad. Un principio de este
tipo podría ser la idea, Dios, el ser, la mónada, el espíritu universal, o la
voluntad.
- Es Inductiva, en su intento de ver de manera unificada los
resultados de todas las ciencias particulares, configura una imagen metafísica
del mundo.
- Es Reduccionista (ni empírico-inductiva, ni
especulativa-deductiva), cuando se la entiende como un mero constructo
especulativo a base de presupuestos de los cuales los seres humanos siempre han
tenido que partir para poder llegar a conocer y actuar.
Ya desde los inicios de la filosofía en Grecia, con
los llamados filósofos presocráticos, se aprecian los intentos de entender el
universo todo a partir de un principio (originario) único y universal, el arjé.
Parménides de Elea (siglo VI-V a. C.) es considerado el fundador de la ontología. Es él quien utiliza por primera vez el concepto de ser/ente en forma abstracta. Este saber, metafísico, comenzó cuando el espíritu humano se hizo consciente de que lo real sin más no es lo que nos ofrecen los sentidos, sino lo que se aprehende con el pensamiento.
("Lo mismo es
pensar y ser") Es lo que él llama "ser", y que caracteriza a
través de una serie de determinaciones conceptuales que están al margen de los
datos de los sentidos, como ingénito, incorruptible, inmutable, indivisible,
uno, homogéneo, etc.
Parménides expone su teoría con tres principios:
"El ser (o el ente) es y el no-ser no es", "nada puede pasar del
ser al no-ser y viceversa" y "lo mismo es el pensar que el ser"
(esto último se refiere a que no puede existir lo que no puede ser pensado).
A partir de su afirmación básica ("el ser es, el no-ser no es") Parménides deduce que el ser es ilimitado, ya que lo único que podría limitarlo es el no-ser; pero como el no-ser no es, no puede establecer limitación alguna.
Por lo tanto, según deducirá Meliso de Samos, el
ser es infinito (ilimitado en el espacio) y eterno (ilimitado en el tiempo). La
influencia de Parménides es decisiva en la historia de la filosofía y del
pensamiento mismo.
Hasta Parménides, la pregunta fundamental de la
filosofía era: ¿de qué está hecho el mundo? (a lo que algunos filósofos habían
respondido que el elemento fundamental era el aire, otros que era el agua,
otros un misterioso elemento indeterminado, etc.). Parménides instaló el "Ser"
en la escena como objeto principal del discurrir filosófico. El próximo paso
decisivo lo dará Sócrates.
La filosofía de Sócrates, se centra en la moral. Su
pregunta fundamental es: ¿qué es el bien? Sócrates creía que si se lograba
extraer el concepto del bien se podía enseñar a la gente a ser buena (como se
enseña la matemáticas, por ejemplo) y se acabaría así con el mal.
Estaba convencido de que la maldad es una forma de
ignorancia, doctrina llamada intelectualismo moral. Desarrolló la primera
técnica filosófica que se conoce: la mayéutica. Consistía en preguntar y volver
a preguntar sobre las respuestas obtenidas una y otra vez, profundizando cada
vez más. Con ello pretendía llegar al «logos» o la razón final que hacía que
una cosa fuera esa cosa y no otra. Este «logos» es el embrión de la «idea» de
Platón, su discípulo.
El punto central de la filosofía de Platón, (427-347 a. C.), lo constituye la teoría de las Ideas. Platón observó que el logos de Sócrates era una serie de características que percibimos en los objetos (físicos o no) y están asociadas a él. Si a ese logos lo separamos del objeto físico y le damos existencia formal, entonces se llama «idea» (la palabra «idea» la introdujo Platón). En los diálogos platónicos aparece Sócrates preguntando por lo que es justo, valeroso, bueno, etc. La respuesta a estas preguntas presupone la existencia de ideas universales cognoscibles por todos los seres humanos que se expresan en estos conceptos. Es a través de ellas que podemos captar el mundo en constante transformación.
Las ideas son el paradigma de las cosas. Su lugar
está entre el ser y el no-ser. Son anteriores a las cosas, que participan
(methexis) de ellas. En sentido estricto sólo ellas son. Las cosas particulares
que vemos sólo representan copias más o menos exactas de las ideas. La
determinación o definición de las ideas se obtiene a través del ejercicio
dialógico riguroso, enmarcado en determinado contexto histórico y coyuntural,
delimitando aquello en lo que se ha centrado la investigación (la idea).
En la Metafísica de Aristóteles se encuentran diversas definiciones de la metafísica como ciencia. La metafísica considerada como «aiteología» es la ciencia de las causas supremas. Como ontología es la ciencia del ente en cuanto ente.
Como teología es la ciencia de las cosas
divinas. Y como «useología» que es la ciencia de la sustancia. En su análisis
del ente, Aristóteles va más allá de la materia, al estudiar las cualidades y
potencialidades de lo existente para acabar hablando del «ser primero», el «motor
inmóvil» y generador no movido de todo movimiento, que más tarde sería
identificado con Dios.
Friedrich Nietzsche considera que Platón es el
iniciador del pensamiento metafísico y le hace responsable de la escisión en el
ser que tendrá luego formas variadas pero constantes. La división entre mundo
sensible y mundo inteligible, con su correlato cuerpo-alma, y la preeminencia
del segundo asegurada por la teoría de las Ideas sitúa el mundo verdadero más
allá de los sentidos. Esto deja fuera del pensar el devenir, aquello no
apresable en la división sensible-inteligible por su carácter informe, y que
también dejan escapar las subsiguientes divisiones aristotélicas, como
sustancia-accidente y acto-potencia.
La tradición moderna ha dividido a la metafísica en:
metafísica general u ontología,
ciencia del ente en tanto ente, y metafísica especial, que se divide en tres
ramas:
- Filosofía
de la naturaleza, también llamada cosmología racional o simplemente cosmología.
- Filosofía
del hombre, también llamada psicología metafísica, psicología filosófica,
psicología racional, antropología metafísica o antropología filosófica.
- Teología natural, también llamada teodicea o teología racional.
Esta clasificación, que fue propuesta entre otros
por Christian Wolff,
ha sido posteriormente discutida, pero sigue siendo considerada canónica.
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